lunes, 1 de octubre de 2007
Pincetti o la Banalidad del Mal
Hanna Arendt, en la década del sesenta, inauguro un concepto que todavía resulta provocador, "la banalidad del mal". ¿Cómo podemos definir la banalidad del mal? Arendt pensaba en Eichmann, criminal nazi, medio siglo después podemos pensar en Pincetti.
Osvaldo Pincetti, fue agente de la Dina y la CNI, se le conoció como el "doctor tormento", pues "hipnotizaba" a los detenidos antes de ser interrogados.
Hace unas semanas fue sobreseído por la justicia, tras los exámenes que le realizara el SML, que dictaminó tajantemente que el paciente, padecía "enajenación mental irreversible".
Pincetti estaba procesado por la desaparición de Juan Maino Canales, que al momento de su detención tenía 27 años, era fotógrafo y militante del MAPU, de Antonio Elizondo de 29 años, también del MAPU y su pareja, Elizabeth Rekas embarazada de cuatro meses al momento de su detención. De Juan, de Antonio, de Elizabeth y del hijo que esperaba, nada se sabe hasta hoy.
Pincetti también fue procesado como encubridor en el caso de secuestro de siete militantes del Partido Comunista, en el marco del caso "Calle Conferencia", y se encontraba cumpliendo condena como cómplice del asesinato de Juan Alegría. Pincetti lo habría hipnotizado para que escribiera la carta donde el carpintero se inculpaba del crimen contra Tucapel Jiménez.
Ante semejante prontuario, no es raro pensar que evidentemente, Pincetti siempre estuvo loco. Pero no. Pincetti, muy probablemente fue un tipo normal, con una infancia similar a la de cualquiera, aunque no sabemos nada de ese período de su vida.
Tal vez su gesto más excéntrico haya sido su convicción de que poseía poderes paranormales que le permitían adivinar el futuro e hipnotizar gente. Pero nada de eso podía augurar una vocación por el mal. Todo lo contrario, Pincetti, tenía un programa radial, en La Serena, en que leía el horóscopo, daba aliento a los amores no correspondidos y consejos a los enamorados desorientados.
Todo esto duró hasta pocos días antes del golpe militar, después vendría su actividad en la DINA, los interrogatorios, la desaparición de los detenidos, el exterminio de la dirección del Partido Comunista, el asesinato de Juan Alegría. ¿Cómo y en que momento Pincetti dejó de ser el "doctor sentimiento" para convertirse en verdugo? ¿cuáles fueron sus motivaciones? No tenemos respuestas, pero además es posible sospechar que estas no están tampoco en el ámbito de la psicología. No debemos descartar que su travestismo tenga que ver con alguna sicopatía, pero tampoco podemos estar seguros de que esa sea la respuesta. La pregunta sobre las motivaciones que un ser humano, cualquiera sean sus características o historia personal, puede tener para convertirse en torturador son, una incógnita. Así mismo debemos preguntarnos, si los Pincetti de aquí o de cualquier lugar del mundo son conscientes de lo que llegaron a hacer, o cómo pudieron llegar a justificarlo ante los demás y ante ellos mismos. Dicen que el Doctor Tormento solía llevar a su hija de paseo a Villa Grimaldi, y ella misma terminó convirtiéndose en agente de la DINA.
Eichmman durante todo el juicio en su contra negó que hubiese actuado movido por la crueldad, el sólo cumplía su deber. Era sólo un buen funcionario, y se sentía orgulloso de ello, y ni la condena a muerte de la que fue objeto lo hizo cambiar de opinión.
Pincetti murió hace una semana, solo, con la mente extraviada, en una habitación de la Posta Central. Sin duda que su muerte no lo redime, ni repara a sus víctimas. Sólo nos deja abiertas un sin fin de interrogantes.
Publicado en Crónica Digital
Carla Peñaloza Palma
Académica de la Universidad de Chile
NUEVA IZQUIERDA
Etiquetas:
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